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jame que me la lleve y seguirás viva.
La sala ardía. Ayuki 0 miró a su torturadora, apenas un guiñapo temblo-
roso ante el poder demostrado por aquella irreal criatura de su propia
creación. Temía perder los dientes debido al castañeteo incontrolable que
estaba sufriendo. Lloraba.
— ¿Eres tú, madre? — Dijo Ayuki enfrentándose al reluciente traje de
Satomi. — ¿Estás ahí dentro? ¿Por qué no sales y hablamos?
— Ayuki… sé lo que pretendes. Quieres destruir toda la investigación.
Crees que así podrás resarcirte. Me parece bien que lo hagas. Solo dame
a Watanabe. Nos marcharemos lejos y no volverás a vernos. Vamos, dá-
mela. No lo pongas más difícil.
Satomi apuntó al cyborg con su arma.
— Esto es un fusil pesado, cargado con balas perforadoras de blinda-
je. Lo último en tecnología de nuestro laboratorio militar. Su explosión es
capaz de atravesar una pared de hormigón de 50 centímetros y reducirla
a escombros. — Satomi puso el ojo tras la mirilla telescópica — Las balas
son radiodirigidas y acabo de marcarte como objetivo. No tienes ninguna Revista PsicoEsfera
posibilidad. Entrégame a Watanabe.
El cyborg no se movió. Watanabe consiguió escurrirse detrás de otro es-
critorio superviviente, esperando que aquella endeble madera sintética le 51
sirviera de refugio.
Ayuki 0 calculaba todos los posibles movimientos que podía realizar su
antigua progenitora. Estableció un lapso de 15 nanosegundos hasta al-
canzarla, cinco más para despojarla del casco protector, un breve último
vistazo al rostro de su enemiga antes de masacrarla con violencia. De
pronto, cayó en la cuenta. Realizó un rápido examen interno de sus arti-
culaciones. No había considerado el factor humano. La sangre y carne, los
huesos astillados y fragmentados de los guardias, habían afectado a sus
servos, disminuyendo su capacidad. No estaba segura de poder moverse
como lo había hecho hasta ahora. Un valor más seguro era su fuerza, pues
no se había visto dañada.
— No voy a entregarte nada, madre — Dijo Ayuki 0 escupiendo la últi-
ma palabra. — Voy a detener toda esta locura.