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— ¡Estúpida! — gritó Satomi. — ¡Acabaré contigo!
Ayuki concentró sus energías en la carrera. Sus prostéticos se sobrecar-
Relatos Cortos
garon, doblando su tamaño en segundos. La convulsión de estos pseu-
domúsculos le permitió casi alcanzar a Satomi, que había disparado su
arma. 550 balas cada 30 segundos lanzadas a velocidad supersónica con-
tra Ayuki 0. Aunque logró esquivar la mayoría, una de ellas impactó en su
brazo izquierdo, desraizándolo del hombro, volatilizándolo en un estallido
de carne artificial. El golpe lanzó al cyborg contra la pared, malogrando su
cuerpo. Su cara cerámica se fracturó, cayéndose en parte y revelando su
verdadera naturaleza. El choque consiguió aturdirla el tiempo suficiente
como para que Satomi se adelantara a su recuperación, situándose ante
su cuerpo caído con la soberbia de otras ocasiones. Oculto su rostro tras
la careta de la armadura, Satomi sonrió. Ya había ganado. Se agachó y
observó de cerca al cyborg, que había perdido la parte izquierda del tórax.
La explosión afectó a las piernas, dejándolas inútiles.
Ahora Ayuki 0 solo era un torso por cuyas heridas manaba una sustancia
lechosa casi transparente. Indefensa ante el clon, Ayuki comenzaba a pen-
sar que Satomi iba a vencer. Que el mundo estaba perdido. La humanidad
había sido condenada.
— Niña estúpida. — Siseó Satomi. —No deberías haberte entrometido
en mis planes. Ahora me desharé de ti. Empezaré de nuevo con mi plan.
Revista PsicoEsfera
Watanabe debe estar por aquí…
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Ayuki 0 asió al clon por el hombro. Pudo sentir cómo el blindaje de la ar-
madura se doblaba como papel de estaño bajo la presión ejercida por su
mano. Clavó sus dedos en la carne de la mujer, que chilló de dolor. A la luz
de las chispas, llameó la justicia en la heterocromía del cyborg.
— No irás a ninguna parte. Aquí se acaba todo.
— ¡Suéltame engendro! ¡Arrrgh! — Satomi apoyó la boca de su arma
contra el hombro de Ayuki 0. — ¡Te volaré el otro brazo!
— Todavía no lo entiendes — Dijo Ayuki 0. — La batalla ya ha termina-
do. Te he vencido.
— ¡Tonterías, tengo el arma aquí y la voy a usar para terminar contigo!
Fue entonces cuando el pecho de Ayuki 0 comenzó a emitir una tenue luz

