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Muladar Pulp
Revista PsicoEsfera
de dirección. Mientras, levantaba sus piernas, que ya no eran piernas, si
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no, pereiópodos. Estaba subido al capó. El Noca empujó violentamente la
prolongación derecha y atravesó el postigo del coche. La pinza acabó en
el centro craneal de la mujer, ahora muerta. El pie de ella se mantuvo en
el acelerador. El coche se dirigía recto y acelerando hacia Conan y Barb.
Estaba a punto de chocar contra ellos cuando Conan tomo la delantera.
Clavó los pies en el suelo casi de cuclillas, dispuesto a parar ese arma-
toste de metal. En ese momento Hezra apareció por detrás de Barbabar y lo
agarró del brazo. Barbabar se giró y volvió a la realidad. «¿Quién es este tío?»
Le estiró del brazo para que le siguiese. Este reaccionó y comenzó a seguirle.
Mientras se alejaban se escuchó un chillido descarnador. Barbabar se
giró y vio cómo el gargantuesco Conan había parado el coche. El Noca
estaba aullando de una manera vesánica. Estaba a punto de saltar desde
el capó y atacarle con una pinza. Barb se giró y siguió corriendo.
Tras un rato se pararon a tomar aliento.