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A principios de los años 60 aparecen en Italia una serie de direc-
         tores que empiezan a realizar películas de terror con elementos
         fantásticos nunca vistos hasta entonces. No porque este tipo de
         películas no se hicieran antes, sino por cómo estaban plantea-
         das. Una textura cinematográfica nueva, más violencia explícita
         y más elementos sobrenaturales hacía aparición en los cines ita-
         lianos.
         Mario Bava, no sólo innovó en el género del fantástico (“La máscara
         del demonio”,  “Las tres caras del miedo”) sino que realizó el (consi-
         derado) primer Giallo “Seis mujeres para el asesino”, género del que poco
         después cogería el testigo Dario Argento. Y por si fuera poco nos dio el primer Slasher:
         “Bahía de sangre”, cuya famosa escena en la que una pareja de jóvenes practicando
         sexo es atravesada por un hierro convirtiéndolos en un pincho moruno, sería copiada
         años más tarde en la saga “Viernes 13”.


         Antes de esto llegó con fuerza el Giallo. ¿Qué coño es el Giallo? Este género cuyo
         nombre significa literalmente “amarillo” en italiano, es recogido de las novelas de mis-
         terio y policíacas de los años 40 (Agatha Christie, Georges Simenon) cuya portada y
         papel eran amarillos y baratos. Novelas pulp en su mayoría, de fácil lectura y baratas.
         Argento fue el que mayor éxito tuvo en este género (“El pájaro de las plumas de cristal”,
         “Cuatro moscas sobre terciopelo gris” ) y también uno de los primeros en exportar fuera
         del país. Entonces empezaron a salir giallos como setas por todas partes hasta saturar
         el mercado. Al mismo tiempo tanto Argento como sus colegas Lucio Fulci, Antonio Mar-
         gheriti, Umberto Lenzi, Sergio Martino, etc. empezaron a meter temas sobrenaturales
         en sus películas. Siendo los más destacados el propio Dario con “Suspiria”, “Inferno”,
         “Tenebre” y Fulci con su llamada “Trilogía de las Puertas del Infierno”, nombre que él
         repudió ya que no consideraba que fuera una trilogía, y de hecho, no lo es. Con esta
         trilogía de Lucio se abrió la veda para la caspa y el “todo vale”, lo cual acabó por lastrar
         este género y saturar el mercado con basura infumable. Sin embargo para mi estas tres
         películas son geniales y merecen un visionado de todo aficionado al género del terror
         y/o del fantástico: “Miedo en la ciudad de los muertos vivientes”, “El más allá” y mi pre-
         ferida “Aquella casa al lado del cementerio”. Se llamó trilogía a estos tres films porque
         su protagonista femenina era la misma y porque su temática era similar.


         Pero los días de gloria de este maravilloso tipo de cine casposo pero con talento, de
         guiones inconexos pero de escenas maravillosas que se quedan grabadas en la retina
         para siempre y de gore explícito hasta decir basta, se masificaría y vulgarizaría hasta
         niveles pocas veces vistos en el cine. Un ejemplo es Zombie 5 (llamada así porque sí,
         ya que esta saga de pelis de zombis no tiene nada que ver una con otra. La primera en
         ser llamada así en Italia fue “Dawn of the Dead” de Romero, a la cual Dario Argento le
         puso nueva música, montaje y título: Zombie, y la estrenó así en Europa. Le seguiría
         Zombie 2 de Fulci que no tenía nada que ver con la anterior y se llamó así para apro-
         vechar el tirón y el resto de la saga ya es de vergüenza ajena). Zombie 5 está tan mal
         realizada que hasta tiene su gracia. Cuando parecía que ya todo estaba perdido y po-
         drido en este género a principios de los años 90 (donde ya imperaba otro tipo de cine
         incluso en las “directas a videoclub”), asomó la cabeza Michelle Soavi con interesantes
         propuestas como “El engendro del Diablo”, “La Secta” o “Mi novia es un zombie”. Pero
         llegó tarde. En definitiva, un género que ha dado joyas y que ha acabado siendo de-
         nostado por desgaste y explotación masiva. Si tenéis la oportunidad, no os perdáis los
         títulos que he mencionado aquí, no os arrepentiréis. O sí.
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