Page 2 - Psicoesfera_Regular8_40
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Editorial


                                                                                     Un nuevo número de Psicoesfe-
                                                                                     ra. Uno que ha costado más que
                                                                                     los demás. Sangre, sudor y lágri-
                                                                                     mas, como cualquiera de nuestros
                                                                                     números. Pero este especialmente.
                                                                                     Nuestra  maquinaria  continúa
                                                                                     moviéndose,  aún  así.  A  cada
                                                                                     paso,  encontramos  nuevos
                                                                                     obstáculos,  perdemos  precio-
                                                                                     sas colaboraciones, arruinamos
                                                                                     nuestro trabajo y no hayamos la
                                                                                     manera de compaginar nuestras
                                                                                     vidas con nuestra pasión por la
                                                                                     escritura y el pulp.

                                                                                     Crecen las acusaciones en nues-
                                                                                     tra contra, que nos señalan como
                                                                                     poseedores de un gran emporio
                                                                                     editorial. Nos retratan como a
                                                                                     monstruos, como a crueles dicta-
                                                                                     dores, como a tremendos avaros
                                                                                     sedientos de poder y dinero.

                                                                                     Quizá sea verdad. Quizá seamos
                                                                                     crueles con nosotras mismas por
                                                                                     no reconocer nuestra ingenui-
                                                                                     dad. Por querer levantar una ilu-
                                                                                     sión en un territorio despiadado,
                                                                                     que no dudará en aplastarnos.
                                                                                     Un medio ambiente poblado de
                                                                                     depredadores, de sabandijas, de
                                                                                     ladrones,  asesinos,  estafadores
                                                                                     que llevan por bandera el lucro
                                                                                     económico, la influencia, la fa-
                                                                                     chada creativa y otras miserables
                                                                                     máscaras.
                                                                                     Armados con exiguas fuerzas,
                                                                                     con  nuestras  mejores  ideas  de
                                                                                     nuestras escasas cabezas, los
                                                                                     seres del inframundo que cola-
                                                                                     boran desinteresadamente en
                                                                                     nuestro proyecto, avatares de
                                                                                     criaturas escondidas en las som-
                                                                                     bras de rocas ígneas, respirando
                                                                                     gases tóxicos, saludan a todos
                                                                                     los que nos revisan y consultan.

                                                                                     En esta ocasión, se cierra el círcu-
                                                                                     lo con los capitulos finales de dos
                                                                                     de nuestras series más longevas.
                                                                                     Pónganse cómods para disfrutar
                                                                                     de los desenlaces más inespera-
                                                                                     dos, deslizándose entre el placer
                                                                                     y el caos.

                                                                                     Gracias por leer.

                                                                                          SALVE PSICOESFERA!
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